-Muchos de nosotros nos preguntamos por qué ciertas personas cuentan con cualidades deportivas que sobrepasan los límites de lo meramente creíble, sin embargo preferimos admirar sus éxitos sin pararnos a pensar en que, independientemente del dios y religión a la que pertenecen, la clave de sus majestuosas hazañas puede hallarse, en parte, en su código génetico.
-De los aproximadamente 35000 genes diferentes que componen el ADN humano, alrededor de 200 de ellos se han llegado a relacionar con características favorables para el rendimiento deportivo. Estos últimos, a su vez, podríamos llegar a clasificarlos en aquellos que provocan una mejora en términos de eficiencia aeróbico-metabólica o aquellos que producen una mejora biomecánica por modificar la estructura muscular.
-Sin duda alguna, por importancia biológica y mediática, debemos destacar al gen ACTN-3, donde, una mutación que lleve a cabo una producción truncada de la proteína alfa-actinina 3 podría ser la responsable de una mayor fuerza contractiva, lo que dotaría al 18% de la población poseedora de este privilegio génico de una mayor explosividad y, por ende, mejores capacidades de salto y mayor facilidad para la aceleración y/o efectividad para ejecutar diferentes movimientos.
-El origen de esta variación podría remontarse a antiguas poblaciones que habitaban lugares con un clima frío, donde esta mutación les ayudaría a mantener la temperatura corporal debido a que la deficiencia de la proteína normal codificada por el gen ACTN-3 trae consigo una serie de procesos que conllevan a una pérdida excesiva de calcio del retículo sarcoplasmático, lo que incrementaría la demanda del mismo por parte de la fibra, incorporándose de nuevo y reestableciéndose el equilibrio térmico adecuado para el funcionamiento muscular, venciéndose así la viscosidad interna generada por las bajas temperaturas.
-¿Por qué una mutación que ayuda a mantener la temperatura corporal puede ayudar a los deportistas de élite?
-Pues bien, la entrada masiva de calcio de nuevo en la célula muscular activa rutas de síntesis de mitocondrias, lo que solo se podría conseguir de forma artificial con un trabajo físico intensivo y cuyo índice de mejora no sería tan evidente como en los profesionales dotados de la citada variación. Por lo tanto, estos sujetos son muscularmente más potentes y se adaptan con menor dificultad a ejercicios de resistencia, además de ser menos propensos a lesionarse.
-Poseer mejoras genéticas no es sinónimo de victoria. El esfuerzo diario, la ambición y la constancia son ingredientes indispensables para conseguir los tan ansiados objetivos de los jóvenes deportistas, por eso la disciplina y la confianza deben ser la impronta que quede tangible en el camino cuando estos vean cumplidos sus sueños.
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